La piña es una planta de origen guaraní, procedente de la zona tropical de Brasil, Argentina y Paraguay, su verdadero nombre es ananá que en lengua guaraní significa “fruta excelente”. Sin embargo en muchos países adopto el nombre de piña por su parecido al fruto de las coníferas. Los españoles y portugueses la descubrieron en suelo brasileño durante la exploración del continente sudamericano, llevándola a Europa como un fruto exótico que pronto tuvo la aceptación de las coronas europeas. Sin embargo su cultivo masivo y organizado se hizo por primera vez a finales del siglo XIX en la isla de Hawái.
El fruto de la Piña o Ananá se consume fresco o en conserva, generalmente y originariamente como dulce y postre, sin embargo cada vez es utilizada en recetas saladas, para agregar cierta dulzura a platos de carnes y vegetales, como es el caso de la gastronomía oriental, y que se ha convertido en un habito igualmente en la cocina de occidente.
Además de su estupendo sabor y su inconfundible aroma, la fruta de la piña es una fuente rica de agua y vitaminas C y A, Acido Fólico, Magnesio, Potasio y fibra, pero sus dones sobrepasan su sabrosura y su rico aroma, consumir la piña puede prevenir los problemas circulatorios como la trombosis y los ataques cardiacos, apoplejías y disminuir la hipertensión, además que su componente elevado de “bromelina” tiene el poder de digerir las proteínas que ayudan en el proceso de digestión.
En Venezuela la piña es un fruto que se consigue en cualquier lado, es consumido por todos, y hay una rica variedad de recetas con tan noble regalo de los dioses. No obstante el término “Piña” es utilizado por los venezolanos de diferentes maneras: “Es una Piña”, para decir que alguien es un fastidioso, latoso o pesado; una expresión muy típica nuestra es: “Eso es más fastidioso que una piña bajo el brazo”. Pero a pesar de esa connotación negativa el venezolano ama la piña por su rico sabor y aroma, es natural y típico ver vendedores de piña en la calle, tanto con su bella cascara o concha y su elevada corona, como también pelada y picada lista para ser consumida, así vemos a las bellas venezolanas con su meneíto singular – y de la cual son famosas en el mundo – comiendo los trozos dulces de piña por la calle… tal vez de allí le viene la sabrosura y el singular “merequetengue” o “bailadito” al andar.
Aquí les dejo una de las recetas más típicas y antiguas de nuestra bella Venezuela con la original y exquisita Piña: La Chicha Andina.
CHICHA ANDINA
Una Receta de Amor.
Ingredientes:
3 piñas medianas (sólo las conchas limpias).
3 litros de agua.
1 taza de harina de maíz.
1 taza de harina de arroz.
7 clavos de especie.
7 pimientas guayabitas.
1 rama de canela.
3 tazas de melado de papelón o 2 tazas de azúcar.
1 pizca de sal.
Método de Cocción: Hervido.
Tiempo de preparación: 120 minutos.
Tiempo de cocción: 60minutos a fuego lento.
Preparación:
1) Lavar las piñas y pelarlas, colocarlas en una olla grande con el agua, el melado de papelón o azúcar, los clavos, la sal, las guayabitas y la canela, dejar cocinar por una hora. De seguro el aroma desprendido por la gran olla y su contenido le hará sentir de nuevo el amor, y si ya esta enamorado o enamorada, le entrara unas ganas de hacerlo, así que mantenga a su marido, esposa, o “peor es nada” cerca… para que en esa horita de lenta cocción pueda hacer sus mutuas carantoñas pero siempre vigilante de la afrodisiaca poción. Ahora si esta solita o solo “como la una”, escriba sus poemas de amor, porque no hay más nada inspirador que los olores desprendidos por esta receta.
2) Dejar reposar, no usted, la olla. Llevar la preparación a un frasco de vidrio o porcelana, tapar y dejar a temperatura ambiente de dos a tres días para que fermente. Se que esperar tantos días aquel mejunje tan delicioso es un poco difícil, pero piense que aquella es una poción mágica y que es necesaria para poder mantener la dicha amorosa, la recuperación de aquella o aquel que se ha ido, y un vigorizante para la consumación del hecho delicioso del amor.
3) Una vez fermentada la piña, licuarla con sus líquidos, colarla, mezclar con las harinas y cocinar nuevamente a fuego medio por 40 minutos, bajar fuego y dejar reposar. Durante este punto, mientras le da paleta a la mezcla practique sus pasitos de salsa ligera, bolero, o merengue suavecito, nunca pero nunca “perrée”, ni se le ocurra bailar un solo de tambor, pues los movimientos convulsivos de dichos bailes pueden dañar la preparación y son meritorios para otras recetas culinarias.
4) Una vez reposada, de nuevo le digo que no usted, aunque me imagino que debe estar agotada o cansado después del bailadito; compruebe su dulzor y agregue más si es necesario, vuelva a colar y refrigere.
5) Servir y Tomar. Este último paso es el más importante de todos, escoja el vaso más bello, la copa más sugerente o el pocillo que le remita a sus primeros besos y al cosquilleo primario de las “mariposas multicolores” que abrigaron su estomago al sentir los latidos del amor. Acompáñese con una música tenue, de esas que sugieren pecar con benevolencia pero también con ardor, comparta la espesa chicha andina con su congénere que es motivo de su afecto erótico y verá lo maravilloso de esta receta amorosa.
1) Lavar las piñas y pelarlas, colocarlas en una olla grande con el agua, el melado de papelón o azúcar, los clavos, la sal, las guayabitas y la canela, dejar cocinar por una hora. De seguro el aroma desprendido por la gran olla y su contenido le hará sentir de nuevo el amor, y si ya esta enamorado o enamorada, le entrara unas ganas de hacerlo, así que mantenga a su marido, esposa, o “peor es nada” cerca… para que en esa horita de lenta cocción pueda hacer sus mutuas carantoñas pero siempre vigilante de la afrodisiaca poción. Ahora si esta solita o solo “como la una”, escriba sus poemas de amor, porque no hay más nada inspirador que los olores desprendidos por esta receta.
2) Dejar reposar, no usted, la olla. Llevar la preparación a un frasco de vidrio o porcelana, tapar y dejar a temperatura ambiente de dos a tres días para que fermente. Se que esperar tantos días aquel mejunje tan delicioso es un poco difícil, pero piense que aquella es una poción mágica y que es necesaria para poder mantener la dicha amorosa, la recuperación de aquella o aquel que se ha ido, y un vigorizante para la consumación del hecho delicioso del amor.
3) Una vez fermentada la piña, licuarla con sus líquidos, colarla, mezclar con las harinas y cocinar nuevamente a fuego medio por 40 minutos, bajar fuego y dejar reposar. Durante este punto, mientras le da paleta a la mezcla practique sus pasitos de salsa ligera, bolero, o merengue suavecito, nunca pero nunca “perrée”, ni se le ocurra bailar un solo de tambor, pues los movimientos convulsivos de dichos bailes pueden dañar la preparación y son meritorios para otras recetas culinarias.
4) Una vez reposada, de nuevo le digo que no usted, aunque me imagino que debe estar agotada o cansado después del bailadito; compruebe su dulzor y agregue más si es necesario, vuelva a colar y refrigere.
5) Servir y Tomar. Este último paso es el más importante de todos, escoja el vaso más bello, la copa más sugerente o el pocillo que le remita a sus primeros besos y al cosquilleo primario de las “mariposas multicolores” que abrigaron su estomago al sentir los latidos del amor. Acompáñese con una música tenue, de esas que sugieren pecar con benevolencia pero también con ardor, comparta la espesa chicha andina con su congénere que es motivo de su afecto erótico y verá lo maravilloso de esta receta amorosa.
La piña es una fruta de amor, es afrodisiaca, su fuerte aroma y su delicioso sabor son parte de nuestra cultura, de la idiosincrasia del venezolano y como tal, llevamos el deseo y las ganas de amar siempre con nosotros, consúmala de todas las formas, verá que su salud mejorará y notará igualmente que su vida amorosa cambiará para bien, ahora si ese ser querido se vuelve insoportable y “mas fastidioso que una piña bajo el brazo”, avíseme que para eso tengo otra receta.
Por Yuraima Blanco "La Negra".
Muy buena receta, no sólo por la parte culinaría o grastonómica sino también por la forma tan graciosa, amena y literaria de narrar la preparación de la chicha.
ResponderEliminarMañana saldre a comprar piñas.
Saludos
Maria Yolanda "Yoyoma"
me gusto mucho la manera de enseñarnos a hacer la chicha andina gracias amiga...
ResponderEliminarQue gusto saludarte, gracias por tu receta y consejos
ResponderEliminarmuy buena tu narración sobretodo la parte romantica
ResponderEliminarA pesar de ser oriental, me gusta la chicha andina mas que a un mismo andino, soy un asiduo amante de esa bebida tan sabrosa, " me gusta mas que comer a dedo limpio "
ResponderEliminarmi negra bella..! me gustaria es saber.... Como hago para que se fermente a tal punto que sea la espumosa y deliciosachica que cada vez que puedo comprar aca en caracas me la tomo con tanto gusto como cuando chamo...!
ResponderEliminarExcelente y maravillosa redacción, yo la hago diferente y me queda muy buena también.Saludos
ResponderEliminarque buena manera tan jocosa de pedagogía pero da resultado en el aprendizaje
ResponderEliminarMe encanto...
ResponderEliminarle voy a decir a mi negra que me la haga la chicha mal pensados jajaja en ocaciones la he provado y me encanta gracias...
ResponderEliminarDefinitivamente una original, divertida, alegre y muy venezolanísima manera de presentarnos esta deliciosa receta!!! Excelente!!! Ya tengo mis piñitas peladas!! Salgo corriendo a buscar las guayabitas que me hacen falta!!! Muchas gracias tocaya!!!
ResponderEliminarJajaja tan bella mi negra, me hiciste reír mientras aprendía la receta. Probarla de nuevo me llevara de un tiro a mi niñez en Navidad. Gracias. Bss
ResponderEliminarexcelente su manera de enseñar algo tan nuestro...
ResponderEliminar!! Que receta tan rica y además muy erotica.!! me encanta la voy hacer al píe de la letra, sin que le falte nada¡¡
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